TOMÁS DE AQUINO
1. ARISTOTELISMO EN LA EDAD MEDIA
2. ESTRUCTURA DE LA REALIDAD
3. ANTROPOLOGÍA
4. CONOCIMIENTO
5. RELACIONES FE Y RAZÓN
6. EL PROBLEMA DE DIOS
7. ÉTICA
8. POLÍTICA

PRESENTACIÓN
MAPA CONCEPTUAL
TEXTO
CONTEXTO
RESUMEN
EJERCICIOS

 

 

TOMÁS DE AQUINO

ARISTÓTELES AVERROES MAIMÓNIDES Y AVERROISMO

 

 

1. INTRODUCCIÓN: ARISTOTELISMO EN LA EDAD MEDIA

En la situación histórica del siglo XIII podemos señalar las constantes luchas entre el Imperio y el Papa, éste acumula poder religioso y político imponiéndose al poder civil del Emperador. Las herejías son perseguidas y castigadas. Se justifica la existencia de las clases sociales y las grandes diferencias entre ellas apelando a la voluntad divina y justificando el poder como emanado directamente de Dios y entregado a los reyes para que lo ejerzan. La rebelión se considera como una afrenta al mismo Dios. Además, debemos hacer especial mención al aristotelismo en la Edad Media:

1.1. La Filosofía Árabe y Judía: Averroes y Maimónides

Mientras en Europa se consolida el platonismo cristiano bajo el influjo de San Agustín, la obra de Aristóteles, con la que el Occidente cristiano había perdido el contacto casi por completo, es estudiada y comentada por filósofos árabes y judíos. En Siria se habían conservado algunos reductos de cultura griega clásica y las obras de Aristóteles habían sido traducidas al siríaco por algunos cristianos. De Siria partirá, tras la conquista árabe, la nueva irradiación del aristotelismo. Fruto de este conocimiento, los filósofos árabes incorporan a su filosofía elementos basados en las enseñanzas del estagirita y en sus comentaristas. No obstante, el legado aristotélico había sufrido en este contexto cierta “contaminación” neoplatónica.

Dado nuestro escaso tiempo, nos referiremos a dos de nuestros grandes filósofos medievales: uno islámico: Averroes, y otro judío: Maimónides, ambos de Córdoba "la sultana":

Averroes

Muhammad ibn Ahmad ibn Muhammad ibn Rushd: Averroes

Muhammad ibn Ahmad ibn Muhammad ibn Rushd, Averroes, nació en la Córdoba almohade en el año 1126. Estudió derecho y teología, posteriormente, medicina, ciencias naturales, y finalmente filosofía, especialmente la de Aristóteles. Ejerció como Cadí (juez) y como médico de la corte. Las intrigas de sus adversarios le llevaron al exilio. Murió en Marruecos en el año 1198. Es considerado por muchos el más importante filósofo árabe de la Edad Media.

Escribió numerosas obras sobre teología, filosofía, astronomía, derecho y medicina. Muchos de ellas perdidas. Sin embargo, es más conocido por sus comentarios a Aristóteles: menores (yawami), medios (taljis) y grandes (tafsirat). Dichos comentarios le valieron el sobrenombre de “El comentador”. Su objetivo era devolver a la filosofía aristotélica su pureza, oscurecida por interpretaciones anteriores como las de Avicena, cargadas de platonismo.

Sobre las relaciones fe razón escribió:

Doctrina decisiva sobre la armonía entre la ciencia y la revelación. Explicación de los métodos demostrativos de los dogmas religiosos”.

Averroes intenta armonizar las relaciones entre la Religión y la Filosofía, estimando que gran parte del problema se produce cuando participan en las discusiones filosóficas personas ignorantes. Según el cordobés, el islam es la más perfecta de las religiones reveladas (judaísmo y cristianismo son las otras dos). El Corán es la verdad suprema, pero, cuando surge un conflicto entre la fe y la razón, es necesario que los doctos interpreten y aclaren la cuestión.

Respecto a los niveles de comprensión de las escrituras sagradas, distingue tres tipos de hombres que se corresponden con los modos de la argumentación aristotélica:

• Hombres retóricos: incapaces de interpretar el texto sagrado y capaces sólo de entender la predicación.

• Hombres dialécticos: capaces de argumentar lógicamente a partir de premisas sólo probables.

• Hombres de demostración: los filósofos, capaces de una auténtica interpretación a partir de demostraciones verdaderas.

El Corán puede ser leído en su sentido simbólico y literal por los ignorantes y, al mismo tiempo, puede ser interpretado en su sentido profundo y oculto por los sabios. Cada quien debe interpretar el Corán según el tipo de hombre que es. Es un error y un peligro difundir las interpretaciones de los sabios entre los ignorantes. Hay que mantener, por tanto, la delimitación entre la Filosofía -ciencia de las verdades absolutas-, la Teología -explicación dialéctica y verosímil- y la Religión -persuasión de los espíritus inferiores.

Por estas distinciones atinentes al acercamiento a las Escrituras, se atribuyó a Averroes la llamada "Teoría de la Doble Verdad" (existen verdades de fe y verdades de razón), sin embargo, dicha teoría se debe a los averroístas latinos, no al propio Averroes.

Averroes sigue presupuestos aristotélicos para sus demostraciones sobre la existencia de Dios. En primer lugar, la prueba del movimiento: en el mundo existe el movimiento y la causa del mismo es el Primer motor Inmóvil que identifica con Dios. En segundo lugar, la armonía del universo remite a un orden y finalidad que sólo un ser perfecto puede imponer. Ese es Dios, acto puro, perfecto y uno.

El mundo es eterno y ha sido creado por Dios: si lo hubiera creado en algún momento, significaría que su voluntad había cambiado y que por lo tanto sería imperfecta, y Dios es perfecto. Todos los entes mundanos están compuestos hilemórficamente.

En relación al conocimiento y al alma, Averroes sostiene que el entendimiento agente y el paciente están separados del alma humana, que son inmortales y comunes a todos los seres humanos. La facultad imaginativa, propia de cada individuo es mortal. Todo lo anterior implica que la inmortalidad del alma pertenece no al individuo, sino a la especie humana, lo que en última instancia viene a significar que el alma individual no es inmortal.

Maimónides

Moisés ben Maimón, o Ha´Rambam: MAIMÓNIDES

Moisés ben Maimón, o Ha´Rambam (“El gran águila”) o Maimónides, nació en Córdoba en el 1135 en el seno de una familia de una familia con larga tradición de jueces rabínicos. Se formó es estudios talmúdicos, y además matemáticas, astronomía, medicina y filosofía. El radicalismo de los almohades hizo que dejara Córdoba y residiera en Fez y luego en El Cairo, en donde abrió una escuela de filosofía y ejerció de médico en la corte de Saladino, muriendo en Alejandría en 1204.

La Mishné Torá, un conjunto de tradiciones orales judaicas fundamentales en el corpus de la literatura rabínica, es su obra más difundida en la cultura judaica. Su obra más conocida entre los gentiles es su Guía para Perplejos.

Los perplejos son «los pensadores a quienes sus estudios han llevado a chocar con la religión» y también «aquellos que han estudiado la filosofía y han adquirido un sólido conocimiento y que, bien que firmes en materia religiosa, se hallan perplejos y confundidos a causa de las expresiones ambiguas y figurativas contenidas en las Escrituras Santas» (Guía. Introducción). Para devolver a tales indecisos su decisión y encarrilarlos de nuevo en el camino de la fe, Maimónides escribió la guía en un intento de armonizar fe y razón.

Distingue dos sentidos en las Escrituras: uno literal y aparente, y otro profundo, oculto y espiritual. Las contradicciones se resuelven cuando se aprende a interpretar alegóricamente, es decir, cuando se profundiza en el segundo sentido. Por lo tanto, establece una conciliación entre la fe y la razón, entre el judaísmo y la filosofía aristotélica.

Respecto a Dios (JHVH), sostiene que es posible probar su existencia siguiendo los indicios que ha dejado en el mundo. Así, Maimónides utiliza las pruebas de Aristóteles y Avicena: la necesidad de un primer motor basada en la prueba de la causalidad, la distinción entre lo potencia y acto, y por la gradación entre lo contingente y necesario. Define a Dios como inteligencia en acto, en el que se identifican esencia y existencia.

El mundo está jerarquizado y ha sido creado por JHVH: los niveles más bajos de existencia son los entes compuestos de materia y forma perecederas: minerales, plantas y animales. El segundo está constituido por las esferas y las estrellas, en las cuales la forma es permanente. Y en último lugar, los ángeles, formas sin materia.

Parece admitir que la inmortalidad del alma está ligada al entendimiento, pero sólo el entendimiento adquirido, es decir la ciencia de los hombres sabios, mientras que el de los hombres vulgares se confundiría después de la muerte con el entendimiento agente universal.

En definitiva: la influencia de los filósofos árabes y judíos sobre la filosofía occidental se centra en las siguientes cuestiones:

• Descubrimiento e interpretación de Aristóteles, con dos figuras relevantes: Avicena (persa del siglo XI), que da una versión platonizante de Aristóteles, y Averroes (cordobés del siglo XII), con una interpretación más fiel de los textos aristotélicos.

• Distinción entre esencia y existencia, distinción que será clave en el pensamiento de Santo Tomás y que no se encuentra en Aristóteles. Servirá a la filosofía cristiana para subrayar la diferencia entre el ser de Dios y el ser de las criaturas. Esta distinción aparece por primera vez en Alfarabí (persa del siglo IX). Según Alfarabí, todo lo que existe es o posible o necesario. En el ser necesario esencia y existencia coinciden; en el ser posible se distinguen. Lo posible debe recibir la existencia de algo distinto de él.

• Necesitarismo: La mayoría de estos filósofos árabes sostenía la tesis de que el mundo existe necesariamente, no por sí mismo (pues su ser es meramente posible) sino por depender de Dios, que lo crea necesariamente. Dios no es libre de crear o no crear: crea por necesidad de su esencia y desde toda la eternidad, con lo que se excluye la creación en el tiempo.

• Entendimiento agente: Aristóteles había distinguido dos tipos de entendimiento: posible o paciente y agente, dejando sin aclarar su naturaleza, especialmente en el asunto de la inmortalidad. Alkindi (siglo IX) sigue la interpretación de Alejandro de Afrodisia (siglo III) al identificar el entendimiento agente con Dios. En Averroes el entendimiento agente es uno y común a todos los ser humanos por lo que Averroes niega la inmortalidad del alma.

1.2. La Recepción De Aristóteles En El Occidente Cristiano.

La entrada de la obra de Aristóteles en el ámbito cristiano occidental fue en parte fruto de la convivencia de judíos, musulmanes y cristianos en España. En Toledo, poco después de pasar a manos cristianas, se emprende la tarea de traducir al latín a Aristóteles, Alfarabí, Avicena, etc., y ya en el siglo XIII, a Averroes y Maimónides.

La proliferación de traducciones de textos aristotélicos y árabes coincide con la constitución de la Universidad de París. En los primeros estatutos de ésta, del año 1215, se prohíbe la enseñanza de la obra de Aristóteles, considerada peligrosa para la fe, excepto los tratados de lógica, que ya eran conocidos en Occidente desde tiempo antes por las traducciones de Boecio (siglo VI) y Porfirio (siglo III). Las doctrinas físicas de Aristóteles, cuya temática para una mente medieval pertenecía a la teología, chocaban con las doctrinas cristianas, ya que las Sagradas Escrituras no tratan de Lógica ni de Dialéctica, pero sí de la constitución del mundo.

Poco después de la primera prohibición, otra prohibición papal de Gregorio IX en el 1231 establecía también la exclusión de la Metafísica y de la Física de Aristóteles, pero a la vez autorizaba que los teólogos se ocupasen de ellas, para examinarlas y depurarlas. Estaba prohibido enseñar el error, pero no combatirlo. Las doctrinas aristotélicas se seguían difundiendo y se hacía preciso adaptarlas. El resultado fue que los teólogos más ilustres de la Universidad, entre ellos Alberto Magno y Tomás de Aquino, puestos a la obra de interpretar la doctrina aristotélica, la asimilaron en buena parte.

Finalmente, en el año 1366 a que la autoridad pontificia impuso en algunas facultades la obligación de estudiar aquellos tratados de Aristóteles que unos años antes habían sido prohibidos.

1.2.1. El Averroísmo Latino

Siger de Brabant fue un eclesiástico y filósofo de la escolástica nacido en la región de Brabante hacia 1240 y fallecido en Orvieto antes de 1285. Junto con Boecio de Dacia, es uno de los máximos representantes del llamado del "Averroísmo Latino"

Como consecuencia de la difusión de textos aristotélicos, surge en la Universidad de París una corriente inspirada en la filosofía de Averroes, llamada averroísmo latino, cuyas tesis más importantes, contrarias a la doctrina oficial cristiana y que serán condenadas por el obispo de París en 1277, son las siguientes:

• La eternidad del mundo. Con esta tesis se caía en el necesitarismo: Dios no es libre de crear o no crear, crea por necesidad desde siempre.

• La negación de la inmortalidad del alma personal.

Que Dios no conoce otra cosa que a sí mismo.

Estas tres tesis son de clara raíz aristotélica

• La teoría de la doble verdad. Los averroístas contestaban a las denuncias contra las doctrinas contrarias a la dogmática cristiana con esta teoría de la doble verdad: las afirmaciones de la inmortalidad del alma y de la creación del mundo son verdaderas de acuerdo con la fe; las afirmaciones opuestas son verdaderas de acuerdo con la razón. Lo verdadero en teología puede no serlo en filosofía y viceversa. Se puede, por consiguiente, creer con la fe una cosa y sostener con la razón la contraria.

1.2.2. El Aristotelismo De Tomás De Aquino

TOMÁS DE AQUINO

Tomás de Aquino rechazó las tres tesis averroístas:

Respecto a la eternidad del mundo, se movió entre dos aguas y sostuvo que el sistema aristotélico no implicaba necesariamente la eternidad del mundo, ni el concepto cristiano de creación excluía la posibilidad de que el mundo fuera eterno: puede ser eterno y creado.

Respecto a la inmortalidad del alma, Aquino entendió que el entendimiento inmortal del que Aristóteles habló no es único para todos los seres humanos, sino que se trataba de la facultad superior del alma, y ésta es inmortal.

Y en cuanto a la doble verdad, resultaba innecesaria una vez solucionados los problemas que planteaban las dos tesis anteriores. Pero la criticó por considerarla inadmisible.

En definitiva, Aquino se distanció de los averroístas en sus tesis contrarias a la fe cristiana, mantuvo una actitud favorable hacia la filosofía aristotélica. Estaba convencido de que la filosofía aristotélica era enteramente compatible con la fe cristiana y que, además, ofrecía una interpretación de la realidad aceptable. De ahí que admitiera algunas tesis fundamentales del estagirita sobre la realidad y la naturaleza, a saber:

a. Teoría aristotélica del movimiento: se define el movimiento como «paso de potencia a acto», siempre por la acción de algo que ya esté en acto. Se distinguen dos tipos de movimiento: cambio sustancial (generación y corrupción) y cambio accidental (cuantitativo, cualitativo y local)

b. Composición hilemórfica de las sustancias naturales: todo objeto natural está compuesto de materia y forma.

c. Distinción entre sustancia y accidentes.

d. Teoría de las cuatro causas: material, formal, eficiente y final e interpretación teleológica de la naturaleza: todo tiende a un fin, la perfección.

 

 

2. ESTRUCTURA DE LA REALIDAD

TOMÁS DE AQUINO: ESTRUCTURA DE LA REALIDAD

Las categorías metafísicas empleadas para la comprensión del ser son las de:

Todo lo que consideramos real, el mundo en su conjunto, es una creación divina.

Dios es el ser necesario en el que esencia (aquello por lo que la cosa es lo que es) y existencia (aquello por lo que una cosa existe, acto de la esencia) se identifican. Su esencia es existir, es acto puro sin mezcla de potencia. En la Biblia se dice que dios dijo de sí mismo a Moisés: Soy el que SOY: Dijo Moisés a Elohim: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé? Y respondió Elohim a Moisés: Yo Soy el que Soy. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: Yo Soy me envió a vosotros. Éxodo 3:13-14.

Los entes creados deben su existencia a Dios. En ellos esencia y existencia no se identifican porque podrían no existir o dejar de existir, por lo tanto, son contingentes. La esencia en los seres creados es pura potencia, será necesario que la esencia sea actualizada en la existencia. Los entes creados participan del ser en distintos grados de perfección. No es lo mismo una piedra, que un árbol, un ser humano, un ángel, Dios...

Las sustancias naturales tienen una composición hilemórfica, están compuestas de materia y forma. En ellas se puede distinguir entre lo sustancial y lo accidental; están sujetas al movimiento y al cambio, a la generación y corrupción. El movimiento se entiende como paso de la potencia al acto. Puede ser sustancial o accidental y se puede explicar a través de la teoría de las cuatro causas.

Realmente sólo se puede decir de Dios que es SER, los entes creados “son” por analogía, es decir, tienen cierto parecido lejano con el auténtico SER: el Creador. Participan en cierto grado del Ser, a la manera platónica en la que los entes del mundo sensible participan de las correspondientes ideas del mundo inteligible. Y la Idea de Bien, causa ontológica y gnoseológica de todo, es equiparable a la idea o existencia del Dios tal como lo entiende Aquino.

Vemos que Tomás separa radicalmente a Dios de las criaturas, estableciendo así un universo jerárquico en el que el ser supremo es Dios, luego le siguen los arcángeles, ángeles... seres humanos; animales; plantas; seres minerales..., los entes demoníacos…

A propósito de la jerarquización y como elemento “exótico” hoy en día, Tomás de Aquino también se ocupa de las jerarquías angélicas. El estudio de la angeología correspondió a la Iglesia Oriental, en cuyo seno, en la segunda mitad del siglo V, Dionisio el Areopagita escribió su obra De coelesti hierarchia, tratado en el cual se establecía un preciso orden jerárquico para aquellos servidores de Dios y de la Santísima Trinidad. El contenido de esta obra fue introducido por San Gregorio Magno en Occidente en la segunda mitad del siglo IX y más tarde fue recogido por Tomás de Aquino en su Summa Theologica (3).

1. «Los Serafines, Querubines y Tronos, forman la corte de la Santísima Trinidad;

2. las Dominaciones presiden el gobierno del Universo; las Virtudes, la fijeza de las leyes naturales; las Potestades refrenan el poder de los demonios;

3. los Principados protegen a los reinos y naciones; los Arcángeles defienden a las comunidades menores, y los Ángeles guardan a cada uno de los hombres».

 

3. ANTROPOLOGÍA

Aquino acepta la concepción hilemórfica del ser humano, y la concepción aristotélica del alma como principio de vida, como forma y acto del cuerpo, contra el platonismo agustiniano, en el que cuerpo y alma son dos sustancias radicalmente distintas. Aquino afirma que el ser humano es una sustancia única, cuyos elementos fundamentales son el alma y el cuerpo.

Como Aristóteles negaba la inmortalidad del alma, Aquino se aleja de Aristóteles en este punto y recurre a Platón, intentando una difícil síntesis entre platonismo y aristotelismo. En efecto, el cuerpo se corrompe cuando es abandonado por el alma, pero el alma, al ser una “forma subsistente”, es, por tanto, inmortal.

TOMÁS DE AQUINO: ANTROPOLOGÍA

 

4. CONOCIMIENTO

Según Aquino, el CONOCIMIENTO parte de los sentidos, de ahí que los objetos proporcionados por nuestro entendimiento no sean las realidades inmateriales, sino el ser de las realidades sensibles. Veamos esquemáticamente cómo se produce el conocimiento y qué factores intervienen en él:

El entendimiento tiene una doble función: capacidad para universalizar en cuanto agente y para conocer el universal en cuanto paciente o pasivo. Según Aquino, el entendimiento conoce primaria y directamente el universal. Cuando se centra en cosas particulares, “le cuesta” prestar atención a las características y peculiaridades que las diferencian: Cuando vemos a un grupo de gorriones comiendo pan, nos cuesta percibir las diferencias entre ellos, nos parecen iguales.

La abstracción es el proceso mediante el cual el entendimiento agente crea los conceptos. Pero la abstracción tiene diversos grados. Veámoslo en una imagen:

TOMÁS DE AQUINO: GNOSEOLOGÍA

Junto al problema de si los conceptos o universales son o no reales, si están en las cosas o separados de ellas, surge el problema del principio de individuación, esto es: ¿Cómo una esencia común a todos los individuos de una misma especie o género se multiplica e individualiza en cada ejemplar? Si todos tenemos la misma esencia “ser humano” ¿Qué nos diferencia y particulariza? Según Aquino es la materia concreta, distinta en cada individuo de la especie.

Al comenzar nuestro conocimiento por los sentidos, tiene unos límites que son superados mediante la Revelación, la cual proporcionaría información sobre aquellos contenidos que la razón humana no puede alcanzar. Por lo tanto, la fe no sustituye a la razón, sino que la perfecciona.

 

5. RELACIONES FE Y RAZÓN

En cuanto a los contenidos de conocimiento, al existir dos fuentes de conocimiento: fe y razón, filosofía y teología, se diferencian, pero también existen verdades que pertenecen a ambas, tales como la afirmación de que Dios existe, que el mundo es creado, y la de la inmortalidad del alma, que pueden ser demostrados por la razón y creídos por la fe a un mismo tiempo.

a) La razón puede colaborar con la fe ayudando a la teología a constituirse como ciencia, ofreciéndole sus procedimientos de ordenación científica, sus armas dialécticas y cuantos datos contribuyan al esclarecimiento de la fe.

b) De igual modo, al no existir una doble verdad, la fe sirve a la razón de norma extrínseca: es decir, en el caso en que la razón llegara a conclusiones contrarias a la fe, tales conclusiones serían falsas y el filósofo deberá replantear sus razonamientos.

Como puede apreciarse, la autonomía concedida por Aquino a la razón es limitada porque reconoce que ha de ser tutelada por la fe, la que en última instancia dice la última palabra.

 

6. EXISTENCIA DE DIOS

Siguiendo con su lema de colaboración entre fe y razón, Aquino trata de demostrar la existencia de dios a través de cinco vías, inspiradas fundamentalmente en Aristóteles. El procedimiento es el siguiente:

ESTRUCTURA DE LAS VÍAS TOMISTAS

Las cinco vías pueden resumirse del modo siguiente:

1ª vía o Cosmológica: Vemos que las cosas se mueven. Todo lo que se mueve es movido por otro. Como no nos podemos remontar hasta el infinito en el orden de las causas, debemos concluir la existencia de un motor que a su vez no sea movido por otro. Tal motor es Dios.

2ª vía o de la Causalidad eficiente: Nada puede ser causa de sí mismo, porque para serlo tendría que haber existido antes de sí mismo. Por lo tanto, debe existir una causa incausada. Tal causa es Dios.

3ª vía o de lo Contingente/ Necesario: Algunos seres empiezan a existir y perecen, lo que demuestra que pueden ser y no ser, es decir, que son contingentes, no necesarios, puesto que, si fueran necesarios, siempre habrían existido, y ni empezarían a existir ni perecerían. Por lo tanto, debe existir un ser necesario, que sea la razón de que existan los seres contingentes. Ese ser necesario es Dios.

4ª vía o la de los grados de perfección: Hay distintos grados de perfección en las cosas de este mundo, más inteligentes, más bellas... lo cual implica que debe existir lo máximamente inteligente, bello... A eso llamamos Dios.

5ª vía o teleológica: Todas las cosas persiguen un fin. Como las cosas no pueden darse esa finalidad porque no son inteligentes, habrá que suponer la existencia de una inteligencia que es la que dirige todas las cosas a un fin. Tal inteligencia es Dios.

 

7. ÉTICA

De Aristóteles incorpora Tomás de Aquino las siguientes tesis:

a. La felicidad es el fin último del ser humano.

b. El conocimiento de la naturaleza humana nos proporciona un conjunto de normas morales que constituyen la ley natural.

Se trata, por lo tanto, de una ética eudaimonista y teleológica.

Siguiendo la concepción teleológica de Aristóteles, Aquino afirma que el ser humano, igual que los demás animales, experimenta ciertas tendencias enraizadas en su naturaleza. La tendencia hacia fines es común a seres humanos y animales. Pero el ser humano tiene una racionalidad propia y diferente a la del resto de los animales. Sólo él puede conocer sus propias tendencias y deducir de ellas ciertas normas de conducta que lo aproximen cada vez más al fin perseguido. Queda así demostrada la existencia de la ley natural: Como ser racional, el ser humano puede establecer ciertas normas de conducta teniendo en cuenta las exigencias de su propia naturaleza.

Existen tres tipos de tendencias o leyes naturales propias del ser humano que fundamentan la moral:

• En tanto que sustancia, el ser humano tiende a conservar su propia existencia. La conservación del individuo y de la especie es un deber moral.

• En tanto que animal, el ser humano tiende a procrear. De aquí pueden derivarse algunas normas de conducta relacionadas con el cuidado y protección de los hijos.

• En cuanto racional, el ser humano tiende a conocer la verdad y a vivir en sociedad. Puesto que la vida en sociedad supone organizar la convivencia de manera que nos permita a cada uno alcanzar nuestros fines, las exigencias de verdad y justicia deben respetarse siempre, para que el grupo humano no degenere en manada, rebaño u horda.

Es preciso un esfuerzo de concreción ulterior, para que los principios generales se transformen en normas concretas realizables en la práctica. Por ejemplo: Si la ley natural exige respetar la vida ajena, ¿qué hacer en caso de guerra o ataque personal? ¿hay circunstancias donde las exigencias naturales pierden su valor? Si una familiar no puede garantizar comida, educación y acogida a un nuevo hijo, ¿es lícito interrumpir el embarazo?

Si verdaderamente la ley natural se deduce de nuestras tendencias naturales, su contenido ha de ser evidente en cuanto cualquier ser humano puede acceder a su conocimiento; ha de ser universal, ya que las personas de todas las culturas, países, razas y religiones deberían reconocer los mandatos derivados de ella; y por último: ha de ser inmutable, debe permanecer constante a pesar de los cambios históricos.

Sin embargo, además de lo dicho hay que señalar que la verdadera finalidad de la vida humana no se limita a la conservación y a la reproducción. Su fin más alto es el conocimiento de la verdad, que es lo mismo que decir: conocer a Dios.

Si para Aristóteles la finalidad de la vida humana era la felicidad e identifica ésta con la vida contemplativa, es decir, con la actividad filosófica y esta consiste en el ejercicio de la virtud perfecta: en la contemplación del Motor Inmóvil, para Aquino la felicidad humana se identifica con la visión beatífica de Dios, con la contemplación mística del ser por excelencia: Dios. En efecto, si Dios es el bien del que dependen todas las cosas la felicidad perfecta es la contemplación de Dios, que es verdad y vida.

 

8. POLÍTICA

POLÍTICA DE TOMÁS DE AQUINO

La filosofía política de Tomás de Aquino se desarrolla en torno a la idea de la justicia legal recibida de Aristóteles y el concepto agustiniano del orden. Su pensamiento político se encuentra principalmente en algunas de las cuestiones de la Suma teológica, en el De regne et regno (también conocido como De regimine principum que nosotros traducimos como La Monarquía (1265), y en el Comentario a la Política.

Ahora bien, para entender cabalmente el pensamiento político del aquinate, debemos entender los antecedentes de las disputas medievales acerca de las relaciones entre Iglesia (poder religioso) y Estado (poder civil):

Agustín de Hipona en su obra “La Ciudad de Dios” sostiene que la Ciudad terrena (poder civil) está al servicio de la Ciudad de Dios (poder religioso). Posteriormente, en el siglo XI el poder del papado se encuentra muy debilitado por la lucha de las investiduras (lucha por concentrar en una sola persona los poderes terrenal y espiritual) En el último tercio del siglo XI Gregorio VII publica su Dictus Papae, en la que afirma la primacía del Papa en la Iglesia, el poder de deponer a los emperadores y de eximir a los súbditos de la lealtad a los reyes. Sin embargo, en los siglos XII y XIII el poder de los reyes se fortalece progresivamente con el apoyo de gran parte de la incipiente burguesía de las ciudades, enemiga del feudalismo y del poder eclesiástico. A pesar de lo dicho, es justamente en esta época en la que el Papado alcanza su máximo esplendor. Es el tiempo en el que Bernardo de Claraval formula su "Teoría de las dos espadas": La espada espiritual y la espada material pertenecen a la Iglesia; pero esta debe empuñarse para la Iglesia y aquella por la iglesia; una está en manos del sacerdote; la otra en manos del soldado, pero a las órdenes del sacerdote y bajo el mando del Emperador” Una espada debe estar subordinada a la otra: el poder terrenal debe someterse a la autoridad espiritual; la autoridad espiritual tiene derecho a establecer y conducir a la secular, e incluso a juzgarla cuando no actúa correctamente. El poder terrenal es juzgado por el espiritual cuando se desvía; un poder espiritual inferior es juzgado por uno superior, y éste es juzgado por Dios. Con posterioridad a la muerte de de Tomás de Aquino, Inocencio IV y Bonifacio VIII en su bula Unam Sanctam (1302) defienden estrictamente este sometimiento del poder civil al poder religioso.

Tomás sigue a Aristóteles en sus principales ideas sobre la vida social y política. Piensa que la naturaleza es un sistema de fines. Dentro de este sistema se encuentran las sociedades humanas y el ser humano, que es un "viviente social y político". Esto equivale a decir que también la sociedad es algo natural. El ser humano necesita de la sociedad, y no se organiza según impulsos del instinto como en los animales gregarios, sino por medio de la razón. Toda sociedad tiene dos fines:

1. Uno inmediato: material, para satisfacer las necesidades de subsistencia,

2. Otro trascendente: que es conducir a los individuos a Dios.

Tanto la ética como la política de Aquino son de clara inspiración aristotélica, pero con un complemento teológico: el ser humano tiene un fin sobrenatural, que no puede satisfacer el Estado. De ahí que se plantee también las relaciones Iglesia-Estado.

El Estado, como para Aristóteles, es una institución natural, fundamentada en la naturaleza del ser humano. El ser humano no es un individuo aislado, sino que es un ser social, nacido para vivir en común con otros seres humanos. Necesita de la sociedad.

A los animales se les ha proporcionado vestido, alimento...; el ser humano se los tiene que procurar mediante la cooperación con otros seres humanos.

Es necesaria la división del trabajo: uno es médico, el otro agricultor ...

El ser humano se comunica por el lenguaje: signo de que ha nacido para la sociedad.

Si la sociedad es natural, también el gobierno lo es. Lo mismo que el cuerpo se desintegra cuando falta el alma, también sucede lo mismo si falta un principio que unifique: el gobierno capaz dirigir las actividades hacia el bien común. La cabeza rige el cuerpo; el gobierno, el Estado.

Tanto el gobierno como el Estado son queridos por Dios. El Estado no es consecuencia del pecado original, tal como pensaba San Agustín, ni una creación del egoísmo humano. El Estado es una sociedad perfecta: tiene todos los medios necesarios para conseguir su propio fin que no es otro que el bien común de los ciudadanos o súbditos. Para ello es necesaria la paz, la economía, la defensa, los tribunales de justicia... y el gobierno que asegure esas cosas. En este sentido, las funciones del Estado son fundamentalmente tres:

Función coercitiva: Conservar la paz en la comunidad, tanto externa como internamente.

Función económica: Procurar que los ciudadanos tengan satisfechas sus necesidades materiales.

Función ético-jurídica: Conducir a los gobernados a obrar bien y desarrollarse en plenitud.

El fin de la Iglesia es sobrenatural, más elevado que el del Estado.

La Iglesia es una sociedad superior al Estado. El Estado debe supeditarse a ésta, de tal manera que no impida lograr su fin. El gobierno del Estado debe facilitar al ser humano la posibilidad de conseguir su fin sobrenatural.

En las relaciones entre el individuo y el Estado, Tomás de Aquino mantiene que la parte se ordena al todo, y, puesto que el individuo es parte, las leyes del Estado deben ordenarse al bien común. Así, por ejemplo, afirma que es justo que la autoridad pública prive de su vida a un ciudadano por crímenes graves, porque el ciudadano debe plegarse a la comunidad.

Sin embargo, aunque el bien de la comunidad es un fin superior al del individuo, no puede interpretarse como un totalitarismo. El hombre no es simplemente un miembro del Estado, sino un ser humano, que debe tender hacia el fin sobrenatural, y por lo tanto tiene una dignidad en cuanto a persona, o en cuanto a criatura divina.

La soberanía (el ejercicio del poder) del Estado se ejerce desde las leyes positivas y no es absoluta, sino que está limitada por la ley natural.

La Ley positiva es la que se halla escrita en los códigos y reglamentos aceptados por un grupo social y además obliga a su cumplimiento.

La relación entre la ley natural y las leyes positivas según Tomás de Aquino consiste en:

a. La existencia de la ley positiva es una exigencia de la ley natural misma. Si la ley natural impone la vida en sociedad, ésta sólo es posible cuando existe un sistema legal que regule la convivencia y permita solucionar pacíficamente los conflictos. Por tanto, es condición de posibilidad para la vida en sociedad.

b. La ley positiva constituye una prolongación de la ley natural: debería concretar las normas morales y los grandes principios naturales para saber a qué atenerse exactamente en la convivencia social, por ejemplo.

c. La ley positiva no debe ir nunca contra las exigencias de la ley natural. La legislación de un país o comunidad humana nunca debe saltarse los límites marcados por la ley natural.

Por tanto, el mundo del derecho y el ámbito de la moral están estrechamente relacionados en la filosofía de Tomás de Aquino, y se articulan en torno a la idea de justicia. La justicia consiste en “dar a cada uno lo suyo” (tal como sostenía Simónides); es una exigencia ética y natural al mismo tiempo, y sobre ella debe fundamentarse el derecho.

La ley natural que debe guiar la conducta humana refleja también el orden general que existe en el universo. Tomás de Aquino atribuye a Dios la causa de que exista un orden semejante, y a esto le llama LEY ETERNA (tomado de S. Agustín y Heráclito).

La ley eterna es «la razón de la sabiduría divina en tanto que rectora de todos los actos y movimientos». Pero mientras esta ley eterna se concreta en leyes físicas y mecanicistas para los objetos y seres del universo, en el caso del ser humano deja espacio para que actúe libremente con la ayuda de su razón. Por tanto, no son las leyes físicas sino la ley moral natural libremente asumida lo que guía la conducta del ser humano racional y libre. La ley natural no sería más que un reflejo de una ley eterna más amplia.

En definitiva, el ejercicio de la soberanía está limitado por la ley natural y por el bien común.

Por la ley natural: el legislador y soberano tiene que aplicar y concretar la ley natural, porque los preceptos naturales son muy generales. Pero nunca puede ir en contra de una ley natural, porque la autoridad proviene de Dios y Dios es el autor de la ley natural.

Por el bien común: una ley puede ser injusta si va contra el bien común (por fines egoístas del legislador). Entonces los súbditos no tienen obligación de cumplirla; es más, es lícito desobedecerles porque hay que obedecer a Dios antes que a los seres humanos.

La autoridad viene dada por Dios al pueblo, y éste es el que la delega en el gobernante (esta postura no está clara en Tomás de Aquino; hay textos que parecen indicar otra posición). Sin embargo, considera que el gobernante siempre habla como representante del pueblo y sólo tiene facultad en cuanto representa al pueblo y siempre para el bien del pueblo. Por eso es lícita la rebelión contra el tirano que no cumple, aunque Tomás de Aquino no defiende la rebelión contra el tirano, porque, si fracasa, produce males mayores. Lo que hay que hacer es evitar que el monarca se convierta en tirano.

Respecto a los tipos de gobierno, Aquino distingue entre:

• Buenas: democracia observante de la ley, aristocracia y monarquía.

• Malas: democracia demagógica, oligarquía y tiranía.

La tiranía es la peor.

La monarquía es la mejor: proporciona más unidad, es más “natural” pues rige al pueblo como la cabeza al cuerpo: las abejas tienen reina, y Dios reina.

Pero no es fácil conseguir que la mejor persona sea el monarca, y por tanto lo mejor es una forma mixta, en la que el poder del monarca sea moderado por los magistrados elegidospor el pueblo , es decir, en términos modernos, se trataría de una “monarquía constitucional”. Ninguna forma de gobierno es ordenada por Dios, lo importante es que promueva el bien público.

En resumen: la teoría política es flexible, no rígida, se caracteriza por la moderación, el equilibrio y el sentido común. La teoría política no es una teoría añadida a su sistema filosófico: Es parte integrante de su filosofía: Dios es el supremo Señor y gobernante del Universo, causa primera y causa final, pero no la única causa. Las criaturas racionales deben gobernarse conforme a razón...