"Así, puesto que los nos , a las veces, quise suponer que no hay cosa alguna que sea y como ellos nos la presentan en la ; y puesto que hay hombres que yerran al , aun acerca de los más simples asuntos de , y cometen paralogismos, juzgué que yo estaba tan expuesto al error como otro cualquiera, y como falsas todas las que anteriormente había tenido por ; y, en fin, considerando que todos los pensamientos que nos vienen estando pueden también ocurrírsenos durante el , sin que ninguno entonces sea verdadero, resolví que todas las cosas, que hasta entonces habían entrado en mi espíritu, no eran más que las ilusiones de mis . Pero advertí luego que, queriendo yo pensar, de esa suerte, que todo es , era necesario que , que lo , fuese alguna cosa; y observando que esta verdad: «yo pienso, luego », era tan y segura que las más extravagantes suposiciones de los no son capaces de conmoverla, juzgué que podía recibirla sin escrúpulo, como el principio de la filosofía que andaba buscando. Descartes: Cuarta parte de El Discurso del Método.