PLATÓN (427-347)

Platón: oleo de Paolo Veronese 1560. Biblioteca Nazionale Marciana. Venecia

Platón nació en Atenas en el último tercio del siglo V a.C. (427-347) en plena Guerra del Peloponeso (431-404) en la que las dos principales polis griegas: Atenas y Esparta, se enfrentan debido a los recelos y conflictos que genera la política imperialista ateniense sobre sus propios aliados de la Liga de Delos a quienes exigía tributos e incluso llegó a imponer por la fuerza el régimen democrático. Esparta, alma de la Liga del Peloponeso, temerosa del creciente poder ateniense sobre la Hélade, exige a Atenas que deje libres a sus aliados délicos. Pero Atenas no está dispuesta a dar freno a sus ansias expansionistas y a perder el lucrativo control sobre sus aliados. Así, en el 431 comienza la guerra que tendrá como resultado la derrota de Atenas frente a Esparta, y, por consiguiente, la pérdida de su hegemonía. Esparta acaba con la democracia e impone a Atenas en el 404, un cruel gobierno oligárquico: el de los Treinta Tiranos, del que formaron parte dos parientes de Platón: Cármides y Critias, contrarios a la democracia. Al año siguiente vuelve a instaurarse la democracia, aunque corrompida por la demagogia, los abusos de poder y las venganzas.

Sócrates fue víctima de esta convulsión política. Sócrates era muy popular en Atenas, a menudo se le confundía con un sofista, en parte porque, tal como afirma Platón en su Apología, el comediógrafo Aristófanes, en su comedia Las Nubes, arremetía contra la retórica y la erística sofistas, y especialmente contra Sócrates, a quien erróneamente incluía en este movimiento cultural y filosófico. Por otra parte, Sócrates se mostró crítico con la democracia, era amigo del traidor Alcibíades (general ateniense que se alió con los espartanos) y maestro del tirano oligárquico Critias. Todas estas circunstancias despertaban el recelo y la sospecha de los demócratas. Así, en el 399, acusado de impiedad y de corromper a la juventud con sus enseñanzas, fue condenado a muerte por un tribunal de 500 ciudadanos. Platón, discípulo de Sócrates durante nueve años, recibió un durísimo golpe con la sentencia a muerte del maestro, que para él fue la misma imagen de la injusticia, y un hecho que marcaría su vida y su pensamiento político tal como refleja su famosa Carta VII. La condena fue una de las primeras acciones “ejemplares” de la democracia recién restaurada, lo que determinaría el hecho de que posteriormente Platón se mostrara reacio en obras como La República a esta forma de gobierno y buscara otras vías alternativas para organizar el Estado. La influencia de Sócrates se hace patente en los diálogos de juventud: un intento de llegar a la verdad más allá del convencionalismo sofista. Además, Sócrates será el protagonista de casi todos los diálogos posteriores.

Pero no sólo Sócrates fue una influencia decisiva en la vida y obra de Platón, también fue importante su amistad con el pitagórico Arquitas de Tarento, a quien conoció en uno de sus viajes a Italia y Sicilia, en esta última se encontraba la ciudad de Siracusa a donde fue en tres ocasiones para tratar de establecer un Estado ideal con Dión, un cuñado del Tirano de Siracusa, pero en ninguna de las tres tuvo éxito. Después de su primer viaje vuelve a Atenas en el 387, y funda en el jardín Academos, una escuela de estadistas filósofos, que atrajese a jóvenes extranjeros, donde recibirían la formación necesaria para gobernar según el ideario platónico. A esta escuela se la conoce con el nombre de "Academia". Era una especie de comunidad monástica dedicada a la filosofía y la matemática, y que después de la muerte de Platón, siguió funcionando hasta el año 529 d. C. Aristóteles, el más brillante discípulo de Platón pasó en ella veinte años.

La influencia que recibió Platón de los pitagóricos, y más concretamente de Arquitas de Tarento, en sus tres viajes a la Magna Grecia (Italia y Sicilia), es evidente en temas como la inmortalidad y la transmigración del alma (en el Mito de Er el armenio, por poner un ejemplo de La República); la vida comunitaria y ascética de los filósofos en la Academia; el papel del filósofo como mejor gobernante; temas cosmológicos; la importancia de las matemáticas (a la entrada de la Academia aparecía la siguiente advertencia “Nadie entre aquí sin saber geometría”) y la música, elementos básicos de la educación de los ciudadanos de la República ideal.

Aunque menor, también debemos mencionar la influencia de sus primeros maestros: Cratilo y Hermógenes, uno heraclíteo y otro parmenídeo. Dicha influencia se hace notar en las características antagónicas que Platón adjudica al mundo sensible (Heráclito) y al inteligible (Parménides).

La obra conocida de Platón es muy extensa: alrededor de 27 Diálogos que nos han llegado gracias a la traducción latina de Marsilio Ficino, en el s. XV. Aunque existen diversos criterios de clasificación, nos hemos decidido por aquella que divide sus obras en cinco períodos: según su temática y el grado de madurez de sus ideas, a saber:

  • Período socrático: reflejan el pensamiento y la personalidad de Sócrates: Apología de Sócrates; Protágoras...
  • Período de transición: problemas políticos, inmortalidad del alma: Gorgias; Hipias; Menón...
  • Período de madurez: política, teoría de las ideas, inmortalidad: Fedro; Fedón; La República;
  • Período crítico: autocrítica a la teoría de las ideas: Parménides; Teeteto...
  • Últimos diálogos: cosmología, historia y política: Timeo; Critias; Las Leyes...